viernes, 20 de noviembre de 2009

LO QUE PENSAMOS Y LO QUE OTROS PIENSAN

LO QUE PIENSO, ¿ES LO MISMO QUE PIENSAN LOS DEMÁS?...

Por Alejandra Bonilla Castelán. Universidad IVES, "Instituto Veracruzano de Educación Superior", Xalapa, Ver., México.
Frida Kalo, foto de Alevinsix en Flickr.

En el capitulo 5 del libro "Los problemas de la filosofía de Bertrand Russell" se nos platea un tema de gran interés acerca del conocimiento directo y el conocimiento por referencia; al principio, en la lectura, Russell nos dice que hay dos clases de conocimiento -los ya mencionados-, uno de ellos es el conocimiento de cosas, es decir, el conocimiento Directo. Con él, nuestros sentidos operan como receptores por medio de los cuales captamos la realidad. Podemos asegurar que, con ellos, podemos entonces, empíricamente hablando, conocerlo todo.
Porque nos hacen conocer verdades sobre lo que nos rodea y, para mí, esa es la mejor verdad: la de que nosotros efectivamente percibimos lo real, porque aunque no todos veamos las cosas de la misma forma y, dentro de esto, puede ser que yo perciba un olor a flores y otra persona perciba éso como aroma de perfume -lo cual es información que los datos de los sentidos nos proporcionan, que en mí o en otro se constituye como una apariencia-; pienso que cada quien construye su verdad a partir de lo percibido.
Por la experiencia sólo conocemos lo que se presente a nuestros sentidos en el momento actual; ésto me quedó muy grabado, pues coincide mucho con lo que pienso, ya que a la realidad cada quien la interpreta como quiere, porque todos somos diferentes y esta es una actitud peculiar que nos hace ser únicos. Es más, me gusta cómo lo plantea el autor, pues asegura que cada quien percibe las mismas cosas pero con criterios propios que pueden producir diferentes ideas. Al igual que las cosas que poseen formas y características esencialmente diferentes, así somos los humanos: diferentes.
Otra parte que llama particularmente mi atención es lo que se menciona sobre la introspección, pues como estudiante de psicología considero importante conocernos para poder conocer a los demás. Hay algo muy cierto en lo que menciona el autor: no hay que dudar de nuestra existencia propia y única, sino que hay que conocernos, identificarnos con nosotros mismos, conocer nuestro “yo”, o sea, conocer nuestros propios pensamientos e ideales, sentimientos, deseos etc. (le llama autoconsciencia).
El otro tipo de conocimiento es el adquirido por referencia. Nos dice que un objeto es «conocido por referencia» cuando sabemos qué es. El conocimiento por referencia es el que nos hace capaces de ir más allá de los límites de nuestra propia experiencia, y no nos deja como el directo, con solamente nuestra percepción básica, en cambio, podemos llegar a tener un conocimiento incluso de cosas que no hemos experimentado jamás, ésto es, como tener una entre varias opciones para distinguir el objeto, tomando en cuenta los puntos de vista propios y de las demás personas acerca del mismo. Este tipo de conocimiento es un poco más complejo, pues requiere la consideración de diferentes enfoques, mas esto no quiere decir que cambiemos definitivamente nuestro punto de vista personal, si no que hay que tomar en cuenta y ser concientes de que no todos pensamos igual y no todos captamos las mismas cosas, partiendo de que todos tenemos diferentes personalidades.
Al final de la lectura llamó mi atención lo siguiente: una gran parte de nuestro conocimiento permanece misteriosa y, por lo tanto, inciertamente aparte de nuestra consciencia. Considero que lo único cierto es que las cosas conocidas ya han sido comprobadas, por ejemplo, algo científico, algún suceso que sea verificable; pero lo que no posee este carácter científico queda en la incertidumbre. Este tema interesante me hace ver la relación entre la psicología y la filosofía, las cuales están estrechamente vinculadas. En todo esto es importante saber y tomar en cuenta que la verdad varía de persona a persona, aunque mis ideas y pensamientos sean en su mayoría los mismos que los de mis compañeros o que los de la sociedad.
Sin embargo, debo estar consciente de que no todo es tal como lo pienso, sino que debo aceptar, también, que los demás podrían tener una diferente verdad. Así, cuando pienso que para mí puede ser cierto algo que para otra persona no, de algo sí estoy totalmente segura, que todo depende de cómo nuestros sentidos perciban la realidad y qué tan aptos seamos para juzgarla nosotros mismos.
Agrego, por último, que muy pocas personas estamos concientes del valor de la vista, el olfato, el tacto, el gusto y el oído, sentidos que sirven de camino inicial para llegar a conocer las verdades acerca del mundo.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

LA SEGUNDA MEDITACION DE DESCARTES

O LO QUE NI EL MÁS PODEROSO DE LOS DIOSES PUEDE DISUADIR


Robledo Catalina María de Lourdes. Universidad IVES, Instituto Veracruzano de Educación Superior, Xalapa, Ver., México.
Foto de Rickydavid en Flickr.

En su segunda meditación Descartes no se refiere a la existencia como algo corporal si no como un pensamiento y alma. Descartes únicamente está seguro de que existe como un ser pensante ya que ni el más poderoso de los dioses, podría lograr desanimarlo de que tiene pensamiento.
En la primera meditación ya había dudado de las cosas, decía que no había una sola de la cual no pudiera dudar. Asume también que no hay nada cierto en el mundo, pero duda de esta afirmación ya que piensa que si no existe nada en el mundo, ni cielo, ni tierra, ni mente, ni cuerpo, implica también que él tampoco existe; pero realmente encuentra que de lo que está convencido es de su propia existencia.
Él piensa que todo lo que ve es falso y todo lo que existe en su memoria no ha existido jamás; piensa que si no tiene ni sentidos, ni cuerpo, ni figura, ni extensión, ni movimiento, entonces todo esto no son más que fantasías de su espíritu. Y se pregunta entonces ¿Qué podré tener de verdadero? ¿No habrá un dios o algún otro poder que me ponga estos pensamientos en el espíritu? No es necesario; tal ves soy capaz de producirlos yo mismo. Y yo mismo, ¿soy algo?
Él supone no tener sentidos ni cuerpo, pero descubre ser tan dependiente de su cuerpo y de sus sentidos que sin ellos simplemente no puede ser. Ya ha considerado que no hay nada en el mundo, ni cielo, ni tierra, ni espíritu, pero ahora juzga que él mismo no existe. Entonces piensa, y analiza en cuanto al pensar que, si piensa, es porque existe.
Pero hay un ser engañador que emplea toda su industria en burlarse. Entonces si resulta engañado es porque se trata de Él y, cuanto sea que lo engañe, nunca podría hacer que él no sea nada, mientras siga pensando que es algo. Descartes está seguro de que es algo, pero aún no sabe con claridad qué es. El creía antes ser un hombre y se pregunta ¿Qué es un hombre? Acaso un animal racional, pero habría luego que preguntar ¿qué es un animal y qué es racional? y así un pregunta le lleva a otra más difícil. Se fijaba primero en que tenia rostro, manos, brazos, huesos, carne, todo un cuerpo, observaba, andaba y sentía, y de todo esto se percataba porque PENSABA, relacionando todas estas acciones como actividad del alma; pero al cuestionarse lo que era el alma imaginaba que era algo raro como un viento. No dudaba de la naturaleza del cuerpo; pensaba conocerla muy bien. Al cuerpo lo describía como todo aquello que puede estar delimitado por una figura, estar situado en un lugar, ocupar un espacio; todo aquello que puede ser sentido por el tacto, la vista, el oído, el gusto, el olfato; que puede moverse de distintas formas, etc. Y de este punto regresa a la misma pregunta ¿Qué soy yo? Y sigue pesando lo mismo, que hay alguien extremadamente poderoso, maligno y astutísimo que emplea todas sus fuerzas para engañarlo. No estaba seguro de tener el más mínimo de esos atributos con los que se refería al cuerpo. Sigue pensando en su espíritu y en los atributos de la naturaleza del cuerpo y no encuentra nada que pueda decir que está en él. Entonces se sigue preguntando y piensa en los atributos del alma y repasa los atributos del cuerpo y ve si hay alguno que exista en su espíritu: NUTRIRSE Y ANDAR. Si no tiene cuerpo no puede nutrirse ni andar. ¿SENTIR?, no puede sentir sin un cuerpo aunque soñara, y en sus sueños tocara y sentiría al despertar, pero se da cuenta de que no había realmente sentido nada; PENSAR, el pensamiento es un atributo que realmente le pertenecía y el único que no puede apartarse del “Yo soy”, “Yo existo”, ésta es la idea de Descartes y es cierta ¿Cuánto tiempo? Todo el tiempo que está pensando existe; ya que si dejáramos de pensar dejaríamos de existir. Verdaderamente somos una cosa y somos una cosa existente pero Descartes se cuestiona nuevamente ¿Y qué cosa? Una cosa que piensa, y ¿Que es una cosa que piensa? Una cosa que duda, que entiende, que niega, que quiere, que imagina, que siente. Habla también de la imaginación y dice que aunque imagine y las cosas que imagina no sean verdaderas, con todo ese poder de imaginar no deja de estar en él y forma parte de su pensamiento. Todo lo que se pregunta, todo lo que siente, todo lo que ve y todas las cosas que concede es simplemente “pensar”.

A todo esta su espíritu no puede estar en los límites de la verdad. Descartes dice: sabiendo yo ahora que los cuerpos no son propiamente concebidos si no por el solo entendimiento y no por la imaginación ni por los sentidos, y que no los conocemos por verlos, tocarlos, sino solo por que los concebimos en el pensamiento, entonces con plena claridad es fácil conocer que su espíritu.

En conclusión, Descartes está seguro de que existe como un ser pensante, ya que ni el más poderoso de los dioses lograría apartarle de que tiene pensamientos.

sábado, 7 de noviembre de 2009

¿PLENA IGNORANCIA O PLENA CONCIENCIA?”



La consciencia en plena acción, según Sócrates y Platón.

 
Por Milagros Gómez
Alumna del IVES, Instituto Veracruzano de Educación Superior, Xalapa, Ver. México.
Fotografía de Amy de Evanescence por Paufeeerica, en Flickr.

Empezaré comentando sobre este gran filósofo llamado Sócrates, nacido en Atenas en el 470 a.C., y muerto en el 399 a.C., quien tuvo como discípulo a otro gran filósofo, Platón, nacido también en Atenas en el 427 a.C. y muerto en el 347 a.C. La mayor parte de cuanto se sabe sobre él procede de tres contemporáneos suyos: el historiador Jenofonte, el comediógrafo Aristófanes y su discípulo Platón. El primero, retrató a Sócrates como un sabio absorbido por la idea de identificar el conocimiento y la virtud, pero con una personalidad en la que no faltaban algunos rasgos un tanto vulgares. Aristófanes, lo hizo objeto de sus sátiras en una comedia, "Las Nubes", donde se le identifica con los demás sofistas y es caricaturizado como engañoso artista del discurso. Estos dos testimonios, matizan la imagen de Sócrates ofrecida por Platón en sus Diálogos, en los que aparece como figura principal, una imagen que no deja de ser en ocasiones excesivamente idealizada, aún cuando se considera que posiblemente sea la más justa.
La unión de maestro - alumno entre Sócrates y Platón, provocó que ambos estuvieran de acuerdo en demostrarle a más de uno, los límites del conocimiento humano, la falta de conciencia y humildad y la soberbia del hombre para con los demás.
Por otro parte, la historia de Sócrates al lado de los sofistas, se dice que parecía una lucha interminable, puesto que los sofistas eran otro tipo de pensadores que se hacían pasar por maestros ambulantes, yendo de ciudad en ciudad, convenciendo a la gente con argumentos falsos y por si fuera poco, cobrando por otorgar dichas lecciones y haciendo creer a los oyentes que lo propuesto por ellos era algo verdadero. Poco tiempo después, no se hizo esperar la presencia de Sócrates, quien fue capaz de quitarles la máscara a estos llamados “maestros”, y de demostrarle a la sociedad la existencia de conceptos que marcan la diferencia entre lo real y lo irreal, entre la ignorancia y la conciencia. El propósito de Sócrates fue fundar una moral y un pensamiento rigurosamente objetivos y dejar a un lado esa venda que cubría y cubre hasta nuestros tiempos los ojos de muchos que aún no deciden quitársela.
En la actualidad, he llegado a ciertas conclusiones. Por ejemplo, cuando los demás creen saber demasiado y en realidad no saben ni tienen conciencia de esa ignorancia o cuando solemos vanagloriarnos de los errores de otros sin fijarnos y aprender de los nuestros.
Puedo argumentar que la misión de Sócrates es recordarnos, aún en éstos tiempos, que carecemos del saber completo, de la ilusión casi natural por aprender, de conciencia de nuestros límites con respecto al plano intelectual y que, con ello, sólo conseguimos día a día ir forjándonos un alma contaminada.
Y al referirme al término contaminada no me avoco al significado lineal de la palabra, sino al hecho de que alimentamos nuestro interior con nociones erróneas lo cual sólo nos dificulta admitir el verdadero conocimiento, lo que hace casi imposible la asimilación de la verdad.
Además, también influye que tengamos que ir adecuando nuestra conciencia a la de la humanidad, es decir, quedarnos con lo poco que ellos quieren que sepamos y peor aún, ser víctimas de manipulaciones, chantajes y “lavados de cerebro”.
El reconocimiento de la propia ignorancia, debe ser el punto de partida para constituir un saber realmente válido, es buscar poco a poco la eliminación de todo pensamiento que no esté fundamentado, de que nada puede tener valor si resulta incapaz de sostener la crítica o la razón.
Un conocimiento merecerá siempre llevar ese título, siempre y cuando pueda superar cualquier clase de crítica; ya que estamos acostumbrados a no dejarlo salir en sociedad por temor a equivocarnos o a ser criticados, aún cuando bien es sabido que la razón y el conocimiento cuentan también con esa facultad, la del error, y que si no nos atrevemos, nunca podremos clarificar o alimentar ese conocimiento y las dudas persistirán.
Platón, además, reprocha a los sofistas el hecho de que sólo enseñaban medios para alcanzar un fin, sin respetar ningún criterio de verdad y sin reparar en las exigencias de la moral. Mejor dicho, hacer triunfar el razonamiento débil sobre el más fuerte, la apariencia sobre la realidad.
Platón afirma que, “antes de nacer poseemos un conocimiento innato", y "éste con el tiempo se deteriora y sólo es posible recuperarlo a través de la reminiscencia, que es la capacidad que tiene el hombre para recordar lo contemplado en el mundo y así ser libre”, (en "La República").
Es como decir que, sólo miramos ficciones y no verdades; en caso de no romper las cadenas y ascender hacia la luz, resistirnos al deslumbramiento y contemplar al fin las ideas supremas. Las ataduras de los prisioneros en la caverna platónica (idem), les impiden mover el cuello y sus piernas, girar y darse vuelta a fin de ver el mundo desde una perspectiva distinta, equivalen a los modelos mentales que los miembros de cualquier organización tratan de imponernos para limitar así nuestro entendimiento, o sea, a nuestra capacidad conformadora de conocimiento presente, que nos conduce a dar respuestas ante un medio cambiante y sin rumbo seguro.
Platón también afirma que, “las ideas son causa de las cosas", y no por que las produzcan, sino porque constituyen su verdadera esencia; o que "sirven de modelo para las cosas particulares” ("La República"). Las cosas verdaderas parecen perder su realidad, pues son reducidas a la imitación de otras ideas y son por tanto, carentes de valor por sí mismas.
Sin lugar a dudas, el hecho de no poseer la suficiente valentía para liberarnos de la ignorancia y de ataduras, será el único “freno de mano” que nos lleve a seguir viviendo en esta caverna que nos acecha día a día.

lunes, 26 de octubre de 2009

HOMBRE ÁRBOL


Cuento "Hombre – Árbol",
Cristina Sousa Martínez.
Facultad de Filosofía, Universidad Veracruzana, Xalapa, Ver., México.
Foto de Onironauta, en Flickr

En Barcelona, entre los colores y sabores de las Ramblas, Julián jugaba a ser estatua mientras se transfiguraba, con un maquillaje perfecto y un excelente disfraz, en un árbol sin raíz. Sólo bastó que ella lo mirara para que de repente, del pavimento, se levantaran unas enormes radículas, sus brazos se volvieran ramas reales (sin contar que le crecerían cien más) y sus piernas, tórax y cabeza se fundieran y dieran lugar a un imponente tronco. Adiós a los días de “irse de marcha” y de continuar con el arte de representar. Hola a la longevidad y al constante vigilar.

viernes, 16 de octubre de 2009

SOLUCIÓN AL PROBLEMA DE LA NEGACIÓN ASIMÉTRICA EN LA LÓGICA DIFUSA.


"Un acercamiento al lenguaje perfecto".
Cristina Sousa MartínezUniversidad Veracruzana. Facultad de filosofía.

Foto de ShutterBRi, en Flickr.
I. Resumen. La Lógica Difusa y la negación asimétrica coinciden en el uso del mismo tipo de conectores. Con este trabajo se pretende, perfeccionar el lenguaje, tanto Lógico como ordinario, a partir del uso adecuado de dichos conectores en las negaciones que se realizan desde ambos puntos.
II. Términos clave.
Lógica Difusa, negación, negación asimétrica, borrosidad.
III. Introducción.
i. Tema. La negación en la Lógica Difusa.
ii. Problema. Cómo el mal uso de las negaciones (en tanto que son asimétricas) afecta al desarrollo de la Lógica Difusa.
iii. Tesis o síntesis. La Lógica Difusa o Borrosa (Fuzzy Logic) surge como medio para “modelar la incertidumbre del lenguaje natural”
[1], pero precisamente, si nos fuéramos al terreno de la lengua como tal – en este caso al Castellano, veríamos que las negaciones son uno de los grandes problemas; por tanto, el formular presupuestos negativos en la Lógica Difusa, es un tanto caótico. La solución que se brinda a este problema, consiste en algo muy sencillo: «aprender a negar lógicamente» en lo cotidiano para así, poder establecer los grados “borrosos” adecuadamente.
iv. Marco teórico. Lógico-lingüístico.
v. Propósito u objetivo. El objetivo central de este trabajo consiste en dar a conocer una probable respuesta al problema lingüístico de las negaciones (constituyendo éstas también parte fundamental de la Lógica) dentro de una de las Lógicas No Clásicas, la Borrosa o Difusa (referida en lo sucesivo como LD).
vi. Justificación. El motivo que llevó a la elección de este tema es la angustia que me produce el vivir con un lenguaje tan imperfecto y también, el querer profundizar en una Lógica que, a pesar de regirse con valores numéricos, se encuentra desprotegida de la ambigüedad de nuestro modo de expresarnos.
vii. Métodos. Los métodos de los que me he servido para la elaboración de este modesto ensayo, han sido el sintético – expositivo y el propositivo. Mediante el primero se expone brevemente la LD, la negación asimétrica y lo que ésta implica en las graduaciones de la borrosidad; y, a través del segundo, como se ha mencionado anteriormente, se propone una solución al problema de las negaciones ya expresado.

IV. Cuerpo de la doctrina.
i. Precisión conceptual.
“La palabra “fuzzy”, en la teoría de los conjuntos difusos, se usa para describir términos, frases o sentencias que no son suficientemente claras, no son bien conocidas, o su especificación está sujeta a la estimación, subjetividad o intuición de la persona que hace la descripción.”
[2]

Ahora bien, la LD, es la Lógica que se utiliza para “explicar el mundo en el que vivimos, puesto que sigue el comportamiento humano de razonar, sacando conclusiones a partir de hechos observados”
[3], por tal, no es bivalente sino plurivalente y esto mismo le permite funcionar con cuantificadores del lenguaje ordinario tales como “muy”, “mucho”, o “un poco”.

Por otro lado, entendemos a la negación como “la conectiva que en lógica de enunciados traduce al adverbio «no» y cuya función es cambiar la verdad por la falsedad y la falsedad por la verdad”
[4]. Ksenia Lamina nos dice que:

“El estudio diacrónico de las oraciones negativas en español (…) ha demostrado que en determinadas y mas o menos previsibles circunstancias del contexto lingüístico, la estructura de estas oraciones entra en contradicción con su sentido lingüístico.”
[5]

Esto último da lugar a que la negación se torne asimétrica, puesto que “la partícula preverbal ‘no’ no afecta lógicamente al verbo predicativo, sino a algún otro elemento oracional…”
[6], y entonces, las negaciones particulares se vuelven generales.

ii. Tratamiento histórico.

a) Sobre Lógica Difusa.
En el año de 1937, Max Black llegó a escribir sobre conjuntos vagos, pero fue hasta 1965 que Fuzzy Logic vio la luz gracias al artículo “Fuzzy Sets” (Conjuntos difusos) de Lotfi A. Zadeh. La noción de polivalencia allí presentada no nació en ese momento, ya Vasilev en 1909, y Luckasiewiz, en el ’27, se habrían ocupado antes de un tercer valor de verdad y de dejar atrás al “tercio excluso” aristotélico. Actualmente, la LD se utiliza en “procesos altamente no lineales y cuando se envuelven definiciones y conocimiento no estrictamente definido (impreciso o subjetivo)”
[7], por ejemplo en la Informática y en el estudio que se requiere para la fabricación y el funcionamiento de electrodomésticos.

En las inferencias de la LD, tanto el antecedente como el consecuente son conjuntos difusos en los que “se incluyen elementos de frontera”, los cuales nos conducen a hablar de la ampliación en la pertenencia de los conjuntos mismos, es decir, se incluyen rangos de valor en ellos para así distribuir sus posibilidades; entonces, la verdad y la falsedad que pueden encerrar, se separan de extremo a extremo y se da lugar a lo parcialmente verdadero y a lo parcialmente falso, o sea a la borrosidad, a considerar que todo es cuestión de grado; y por tanto, la verdad o falsedad que resulte de la inferencia, dependerá de los grados de verdad o falsedad de cada parte. Así:
“Hoy es un día soleado” será 100% verdadera si no hay nubes, 80% verdadera si hay pocas nubes, 50% verdadera si está nublado y 0% verdadera si llueve todo el día.

b) Sobre la negación asimétrica.
En su estudio, Ksenia Lamina clasifica a las oraciones que contienen negaciones asimétricas en tres grupos:
- Oraciones que incluyen los cuantificadores lingüísticos que ya se habían mencionado.
- Oraciones que contienen las conjunciones adversativas.
- Oraciones que no tienen cuantificadores ni conjunciones adversativas.

Al igual que la autora, nos dedicaremos sólo a los del primer grupo, mismo que a la vez se subdivide en:

Oraciones en que la negación es general lógica y formalmente.
Este tipo de oraciones se presentan de dos maneras: con la negación en el predicado, es decir, después del cuantificador; y, con la doble negación.
Oraciones con negación preverbal (formalmente general) que afecta al cuantificador y semánticamente es parcial.
“El alcance de la negación se conoce gracias a diferentes procedimientos que permiten poner de relieve el elemento negado, concentrando en él la fuerza de la negación.”
[8] Tales procedimientos son: anteponer el elemento que por lo general se pospone al verbo (“Muchos no fuimos”), oponer elementos análogos entre los cuales esté el cuantificador (“No éramos muchos, pero fuimos los más sobresalientes”), convertir a tanto y a cuanto en palabras correlativas (“No es tanto por el dinero cuanto por la acción”) y recalcar los cuantificadores en las oraciones vecinas, siendo estas positivas o negativas (“Importa mucho lo que puedas decir y lo poco que no puedas”). En las oraciones constituidas por la fórmula «no + verbo + cuantificador», que son casi todas las pertenecientes a este grupo, podemos ver que la misma idea podría expresarse de forma positiva, por ejemplo: “No es poco el cariño” podría traducirse como “Es mucho el cariño”.
Oraciones en que la negación afecta al cuantificador y se le antepone.
Aquí, el cuantificador puede seguir implicando una negación cuando: es parte de un giro circunstancial (“No muy lejos”), funge como elemento análogo (“Algo, no mucho”), como parte de una estructura comparativa (“No menos loco que tú”) y cuando correlaciona palabras (“Con no poco trabajo”). En estas oraciones también se da el hecho de que puedan expresarse positivamente.

Por último, hay que considerar que “independientemente de la fuerza con la que la negación se atrae al verbo, la construcción negativa (sea “no + verbo”, sea “no + cuantificador”) tiende a aparecer encabezando el inicio de la oración”
[9] y que tal vez, “en la historia del Español se va abriendo camino la tendencia a crear una estructura lógica de la oración.”[10]

iii. Argumentación y ejemplificación.
Como hemos visto hasta ahora, los cuantificadores utilizados en las oraciones de negación asimétrica del primer grupo, son los mismos que los que se ocupan en la Lógica Difusa, pero como Ksenia Lamina dejó entrever, sería conveniente expresar de manera positiva algunas negaciones. Considerando además la imprecisión sobre la que versan los conjuntos difusos, no encuentro necesario añadirles más imprecisión con los cuantificadores, y sí por el con contrario, esclarecer un poco el panorama mediante la formulación correcta de la negación.

La propuesta que hago para poder quitar estas telarañas, consiste en afirmar las negaciones cuando sea necesario. Por ejemplo en la expresión “No hay nadie”, se quiere decir con toda seguridad, que no hay alguien presente en el lugar referido, sin embargo, se entiende lo contrario, que sí hay alguien. En la LD indudablemente se presenta este problema, ya que en los grados de valoración existen expresiones del estilo, aunque desde luego, no se da con los cuantificadores existenciales o con los universales, se da con los ordinarios. Retomemos el ejemplo del día soleado anterior, modificándolo un poco y recordando que la gradación de la borrosidad es siempre arbitraria:

(i) Si “Hoy es un día soleado.”, entonces:
(ii) “No hay nubes.” à100% verdadera (1).
(iii) “No hay muchas nubes.” à 80% verdadera (.8)
(iv) “No hay pocas nubes.” à 50% verdadera (.5)
(v) “Está lloviendo.” à 0% verdadera (0)

Los enunciados (ii) y (iv) no presentan problemas, pero (iii) y (v), sí porque estarían mucho mejor formulados (de acuerdo a lo que se ha expresado en los párrafos anteriores) si se expresaran:
(vi) (antes iii) “Hay pocas nubes.”
(vii) (antes v) “Hay muchas nubes.”

Ahora, en el argumento:
(viii) “Para obtener una buena calificación, necesito estudiar.”
(ix) “He estudiado, obtendré una buena calificación.” à 100% verdadera (1)
(x) “Estudié lo suficiente y es probable que obtenga una buena calificación.” à 75% verdadera (.75)
(xi) “Estudié poco y es probable que obtenga una buena calificación.” à 40% verdadera (.4)
(xii) “No estudié y obtendré una buena calificación.” à 0% verdadera (0)
Dentro de la imprecisión, evita los vicios de la noble negación y por tanto, es un tanto más coherente.

V. Conclusión.
Siendo hablante del idioma con más riqueza que existe, encuentro que el problema de la negación cotidiana en la Lógica siempre estará presente porque tanto en las traducciones como en la expresión diaria, nos topamos con el vicio lingüístico de la doble negación, que ya desde tiempos muy remotos ha existido.
Lo interesante, sin duda, de la LD radica en poder añadirle o quitarle poder a la partícula negativa y, siendo el lenguaje lógico el más preciso, es increíble que dentro de la borrosidad existan expresiones negativas que igual y podrían entenderse negativamente, pero que, pueden expresar mucho mejor la negación cuando se formulan de manera positiva. Tal vez este trabajo sea más de corte filosófico – lingüístico, aunque precisamente, al ser el lenguaje fundamental para la Lógica, es muy importante seguir dotándolo de exactitud y no hay mejor Lógica para lograrlo, por ahora, que la Difusa.

VI. Bibliografía.
Bibliografía citada.
- http://es.wikipedia.org/wiki/L%C3%B3gica_difusa
- http://hispanismo.cervantes.es/documentos/lamina.pdf
- http://personal.telefonica.terra.es/web/mir/ferran/kosko.htm
-
http://www.ingleslaboral.com/

Bibliografía consultada.
- http://www.dei.uc.edu.py/tai2000/logica/3.htm
- http://answermath.com/logica_difusa_conjuntos_nebulosos.htm
[1] http://personal.telefonica.terra.es/web/mir/ferran/kosko.htm[2]http://www.ingleslaboral.com/index.php?option=com_content&task=view&id=77&Itemid=37[3] http://es.wikipedia.org/wiki/L%C3%B3gica_difusa[4] Diccionario de Filosofía Herder, versión CD-ROM.[5] http://hispanismo.cervantes.es/documentos/lamina.pdf[6] Ibíd.[7] http://es.wikipedia.org/wiki/L%C3%B3gica_difusa[8] http://hispanismo.cervantes.es/documentos/lamina.pdf[9] Ibíd.[10] Ibíd.[1] http://personal.telefonica.terra.es/web/mir/ferran/kosko.htm

viernes, 9 de octubre de 2009

IDEAS Y ACTITUDES


Ejemplos de las principales posturas en torno al problema del conocimiento.

Elizabeth Landa Cortés. Licencitura en Pedagogía de la Universidad IVES, "Instituto Veracruzano de Educación Superior", Xalapa, Ver., México.
Fotografía: "Las hojas Muertas", de Remedios Varo.

El Dogmatismo: El Dogmatismo no considera que exista un problema acerca del conocimiento; se aceptan las cosas tal y como son, según un punto de vista específico.
Los ejemplos más claros se dan en la moral o en la religión, uno sería el de aquellas personas que están en contra de una educación en las escuelas que se incline más a los datos científicos e invalide los religiosos, tales como el origen del mundo o del hombre mediante nuevas teorías científicas. Son dogmáticos aquellos que buscan conservar estas interpretaciones antiguas y no aceptan que puede haber mejores formas de comprender la realidad basadas más en la demostración que en el mito, y mantienen acaloradas discusiones defendiendo su postura y no aceptando opiniones diferentes.

El Escepticismo: Es una postura que parte de la idea de que para el sujeto es imposible alcanzar el conocimiento del objeto, o si se pudiera conocer, el sujeto no sabría interpretarlo o expresarlo, por ello tampoco puede hablarse de verdades auténticas.
Un ejemplo de esto sería cuando una persona está totalmente convencida de que es imposible tener conocimiento acerca de cosas que no pueden verse, tales como: Dios, el alma, los espíritus, o cualquier otra noción que exista en el imaginario popular; quienes son científicos y tienen como creencia la necesidad de demostrar vía experiencia los fenómenos, se apegan a tales afirmaciones*
.

El Subjetivismo: Es una postura acerca de la verdad, dice que esta es relativa en el sentido en que depende del sujeto que analiza o afirma algo acerca de la realidad; puede haber conocimiento pero éste depende del sentir de cada sujeto. Un ejemplo sería cuando una persona afirma que existe el amor como un sentimiento natural en todos los seres humanos y lo ve como algo totalmente verdadero, pero posiblemente otra persona con menos suerte que la primera en cuanto a relaciones amorosas, diría que el amor no es algo que se pueda conocer y, por lo tanto, según él, no existe.

El Relativismo: En esta postura el conocimiento es variable y no hay verdades absolutas, los juicios que se realizan sobre las cosas dependen sobre todo de aspectos temporales, culturales o sociales que determinan la creencia o conocimiento acerca de algo. Como ejemplo vemos que en algunas culturas el maltrato a los animales es algo normal pues se tiene la creencia o el conocimiento justificado de que los animales no piensan y por tanto no valoran lo que sienten; por lo tanto, se creen con el derecho de hacerles daño. Algo que para otras culturas, que tienen una visión más clara de la condición de los animales, resulta denigrante. He aquí una diferencia de opiniones basada en el relativismo.

El Pragmatismo: Señala que sólo lo que representa utilidad es verdadero y que debe haber una concordancia entre la teoría y la práctica pues sólo así hay conocimiento.
Para ejemplificar: se puede mencionar la exigencia que se le hace a cualquier persona de que actúe con base a los principios o consejos que propone, es decir que sea fiel a sus convicciones de modo que ponga en práctica su forma de pensar y no solo presuma o comunique sus deseos o “filosofía de vida”, pues de lo contrario a esa persona se le valorará como mentirosa o de falsas creencias. De igual modo se le exige a las ciencias que no sólo aborden problemas de forma teórica, sino que aterricen en el contexto del mundo para que no únicamente se idealice, sino que se apliquen los conocimientos.

El Criticismo: Es un término medio entre el dogmatismo y el escepticismo. El Criticismo acepta que hay verdades, pero no todo lo que se afirma puede ser considerado como verdad, el conocimiento requiere un análisis que se logra con el uso de la razón y hay que aprender a ver cuáles son los límites de ésta.
Un ejemplo: los descubrimientos científicos que muchas veces llegan a parecer definitivos; a partir de estos se establecen teorías y se ven como algo seguro, pero el conocimiento debe progresar y no estancarse, pues de lo contrario, estaríamos introduciéndonos a un dogmatismo. Muchas veces lo que era seguro resulta no serlo, pues no se puede conocer nada de manera definitiva; siempre hay algo más que no fue percibido o que hace falta analizar con mayor profundidad. El criticismo consiste entonces en no ser conformistas en cuanto al conocimiento de algo, pero tampoco dudar de todo, mejor hay que mantenerse en constante reflexión para encontrar evidencias.

El Racionalismo: Esta forma de pensar basa el conocimiento en el uso de la razón, por lo que una persona necesita eliminar la idea de que la experiencia es lo único fiable.
A lo largo de la vida, conforme uno va adquiriendo conocimientos, se da cuenta de que los sentidos en ocasiones nos engañan, de ahí que algunos busquen ser más racionalistas y no dejarse llevar por opiniones basadas en lo sensible. Cuando alguien es muy metódico, muy ordenado y actúa conforme a su pensamiento, no dejándose llevar por lo animal, es decir lo impulsivo o lo instintivo, se es más racionalista. Las personas doctas son racionalistas porque basan sus afirmaciones o argumentos en un fundamento racional.

El Empirismo: Nos dice que el origen del conocimiento es la experiencia. Las personas que han tenido poco acceso a la educación muchas veces no están informadas acerca de los avances tecnológicos, médicos o científicos, por lo que podemos encontrar conocimientos basados totalmente en la experiencia como los remedios naturales, válidos en cierto ámbito; la predicción de acontecimientos basada en la repetición de fenómenos, o la interpretación de situaciones de vida aludiendo al mito o la fantasía. Pocas veces hay un deseo por reflexionar racionalmente acerca de eso, puesto que es la experiencia la única guía que se emplea para la vida.

El Intelectualismo: Defiende que para que se dé el conocimiento se necesita tanto de la experiencia como de la razón, por considerarlos dos factores necesarios, en donde uno no es más importante que el otro. Aunque parezca que de la experiencia surgen todos nuestros conocimientos, de ella obtenemos básicamente percepciones o datos sensibles, y solo falta un segundo momento en el que elaboramos ideas o conceptos a partir de esos datos. No se trata únicamente de que una persona observe un objeto, sino que además tiene que comprenderlo y para ello necesita decir algo sobre el objeto y expresar un razonamiento. Un bebé en crecimiento observa y experimenta con diversos objetos, pero su madre poco a poco debe enseñarle los nombres o significado de cada uno para que aprenda.

El Apriorismo: Señala que hay elementos que son apriori a la hora de conocer, es decir, que son intuiciones o formas independientes de la experiencia.
Un ejemplo de algo que es apriori serían los números o las figuras geométricas. Sabemos que son algo verdadero, necesario, y que nunca hemos visto un número tal cual o un círculo perfecto físicamente, pero por lo mismo, son objetos a priori, nos sirven para conocer más sobre un objeto físico, pero en sí ni se encuentran ni se producen en el mundo, sino que son algo independiente y previo a toda experiencia.

El Idealismo: Una persona es idealista cuando da más importancia a lo que está en su mente que al mundo o a los objetos, pero también significa que cree demasiado en la capacidad de su intelecto para producir cosas. Entonces, algunos políticos serían idealistas, porque ellos plantean un gobierno o un entorno mejor y nos hacen creer que así es. Pero no todo lo que se idealiza es real y sólo algunos han logrado que sus ideas o proyectos se reflejen en la realidad produciendo inventos o artefactos que a nadie más se le ocurrirían; es difícil encontrar un ejemplo totalmente evidente que muestre cómo lo real es únicamente ideal. Aquí, siento, se va al extremo al decir que las cosas en sí no existen sino que son un producto del pensamiento, o sea, que son ideas reales. Sería casi como decir que sólo por pensar algo signifique que eso es la realidad.

El Objetivismo: Señala que en la relación del conocimiento: sujeto-objeto, el objeto tiene más peso, de modo que si el sujeto puede conocer es porque el objeto lo determina, porque tiene ciertas características que el sujeto sólo descubre u observa.
Un pintor que realiza un retrato, no está inventando nada, puesto que está captando o recibiendo las cualidades de la persona que reproduce, por lo que trata de ser lo más objetivo posible al conocer tal cual dicho objeto, en cambio, si creara una obra de la nada, sería totalmente subjetivo, usando su imaginación para inventar algo que no tiene presente y para lo cual no toma formas.

El Fenomenalismo: Indica que sólo se pueden conocer fenómenos, es decir, apariencias de los objetos, pues lo que estos son, en el fondo, es imposible conocerlo.
Cuando uno se acerca a otras personas con quienes tiene poco contacto se puede conocer poco acerca de ellas, únicamente se les reconoce por su apariencia, y lo que pueda decirse de ellas es una mera opinión, un acercamiento, porque siempre existirá algo que no se muestre o escape a nuestro entendimiento.

El Realismo: Éste afirma con completa seguridad que existen cosas en el mundo y pueden ser conocidas.
Todos aceptamos esta idea pues diariamente despertamos y sabemos en donde están ubicados los objetos, las personas o las habitaciones, y suponemos que todos los días estarán en el mismo lugar. No dudamos de ello pues hemos visto que siempre ha sido así, por lo que nuestros actos son seguros, ya que presuponemos un espacio y un tiempo y un conjunto de situaciones que se presentan día a día.

* Lo que en esta parte se explica es que la determinación de no reconocer la idea de Dios porque no corresponde con un ente perceptible, es una postura dogmática (dicho esto sin querer justificar algo); ya que mientras no se pueda aceptar dicho ser porque no se le perciba, no implica que se deba descartar la posibilidad de que se le pudiera percibir en lo futuro. Apoyando a la autora de este escrito, recomiendo que la postura del filósofo, entonces, debiera ser cauta e imparcial en temas cuestionables como el de la existencia de Dios (Nota del editor de la página).